miércoles, 4 de abril de 2012

Vilna: iglesias, baloncesto y comida.

Ni tan activa como Riga ni tan antigua como Tallín, la tercera capital del báltico se presenta humilde y transparente, pero llena de riquezas y secretos escondidos. Apodada la Jerusalén del norte, por la cantidad de iglesias; con un barrio tomado por los artistas y autodeclarado independiente y un cuartel de la KGB convertido en museo sobre su pasado soviético, Vilna, o Vilnius, es una ciudad de contrastes.

Catedral de San Estanislao y San Bladislao
  • Moneda: litas (1€ = 3'45 LTL)
  • Idioma: lituano, una de las lenguas más antiguas de Europa.
  • Población: 560.200 hab. (2010)
  • Sociedad y condiciones
    Visitable a pié                    
        Precios bajos  Homofobia    
Opc. Vegetariana  Alcoholemia
Buen nivel de inglés                        

Qué visitar:
Puerta del Amanecer
Vilna es una ciudad que se recorre pronto y a pié. En una mañana puedes ver la Puerta del Amanecer, cruzar todo su casco histórico, entrar en la Universidad más antigua del Báltico y aparecer en la plaza de Gedimino, donde se encuentran la Catedral de los Santos Estanislao y Bladislao, patrones del país, el Museo Nacional de Lituania y, sobre la colina, el Castillo de la ciudad, desde el que se aprecian todos los tejados rojos del pequeño casco antiguo. La visita es gratuita excepto para la Universidad, donde pagas el simbólico precio de 1 lita, y para el Castillo si decides subir en el funicular.

Tras comer, puedes visitar el Museo de la KGB, por menos de 2€, donde los propios exprisioneros trabajan hoy como guías en un recorrido por la historia del espionaje y la represión soviéticas. Para terminar, puedes caminar hasta el barrio bohemio de Uzupi, autodeclarado independiente en 1997 y hermanado con el parisino Montmartre, donde los artistas han llenado las calles y casas de pequeñas obras y que cuenta con su propia constitución con artículos tan interesantes como "Tienes derecho a llorar", "Tienes derecho a cuidar de tu perro y tu gato, y que ellos cuiden de ti" o "Tienes derecho a ser querido, pero no es una obligación".

Uzupis
Si estás más tiempo en Lituania, no puedes dejar pasar la oportunidad de visitar Trakai. A tan solo media hora de la ciudad y por el precio de 2€, un autobús te lleva cada media hora. Se trata de un pueblo que, en su época, llegó a ser la capital del imperio lituano, que tuvo su máximo explendor en el siglo XVI al llegar al Mar Negro. El castillo, situado en medio de un lago, ha sido totalmente restaurado y se puede visitar su interior por 6 litas. Merece la pena. Y para terminar, Lituania es generalmente conocida por su baloncesto, y los lituanos se enorgullecen de ello. Si estás el tiempo suficiente, puedes ver un partido de cualquiera de los equipos nacionales en el estadio que sirvió como sede del Eurobasket 2008 en la ciudad de Kaunas.

Qué comer:
La cocina lituana se basa principalmente en patatas cocinadas de infinitos modos y la carne de cordero, pero cuenta con una gran variedad de platos tradicionales aptos para vegetarianos: la sopa de champiñones, servida dentro de un pan de centeno; los zeppelin, un puré de patatas horneado y relleno de varias opciones que incluyen setas o queso; los kiblinai, empanadillas de múltiples contenidos y las tradicionales tortas de patata.

Dónde salir:
Castillo de Trakai
Cozy, en la calle Universiteto, es el lugar ideal para picar el tradicional pan de ajo con queso frito mientras bebes cervezas locales junto a un dj diferente cada noche. Los locales prefieren ir a bares de música metal y bandas nacionales, llamados baras, y es que los lituanos no bailan, pero los pocos que lo hacen se reunen en Play, en la calle Islandija, un pequeñísimo local de música indie donde jóvenes lituanos ansiosos de conocer a foraneos beben coctails por menos de 3€ y se sientan en sofás y colchones como si de una fiesta en tu casa se tratase. Los locales comerciales se agrupan en torno a la calle Vokieciu, donde puedes apreciar de primera mano los problemas con el alcohol de la juventud lituana, mientras que el único lugar de ambiente en esta ciudad conservadora y rehacia a los homosexuales es Soho, en la calle Svitrigalio.

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